El presidente del Club, Antonio Santana, realizó una entrevista con el periódico La Provincia en donde repasa la situación económica de la entidad y los objetivos que tiene con su nueva junta para «salir de la situación concursal», como detalló en el acto de la toma de posesión.
La entrevista integra:
¿A cuánto asciende la deuda del Club Natación Metropole?
La deuda con los proveedores asciende a 690.000 euros. Luego tenemos créditos bancarios; a los que el club ha respondido puntualmente hasta llegar al concurso de acreedores en el que los pagos están parados. Tenemos uno hipotecario de 1,7 millones de euros y dos pólizas de crédito de unos 250.000 euros y otra de 690.000 euros. El club no llega al concurso de acreedores por insolvencia, sino por insolvencia inminente. La anterior junta directiva decidió ante eso, y siguiendo la ley, abrir este proceso. No estábamos en insolvencia pero si continuábamos así, podíamos llegar a ello. Desde que entramos en el concurso y gracias a la derrama hay un superávit que permite afrontar esas deudas.
¿Desde cuándo?
Desde que comenzamos la derrama en noviembre. Diciembre y enero ya han sido de superávit.
¿Y cuál es la deuda que tienen con los trabajadores?
Con los trabajadores hay un ERE (Expediente de Regulación de Empleo). Son 18 los afectados y la deuda corresponde a las indemnizaciones. No se han pagado porque han recurrido el despido y ahora estamos en un proceso de negociación para ver de qué forma abordamos ese ERE. Hasta que no haya una sentencia, la cual es recurrible, no podremos pagar.
¿Cómo se ha llegado a esto?
Las causas son varias. Unas son estructurales, del funcionamiento del club. Otras están relacionadas con la situación del 2020 [parón económico por la covid-19], que nos afectó como a otras empresas. Y luego otras causas que tienen que ver con la gestión, con las decisiones que se toman, y que supusieron una serie de gastos que probablemente el club no podía afrontar. Si a esa gestión unimos que hubo socios que abandonaron el Metropole por no estar a gusto pues eso también hizo aumentar la deuda. Más del 75% de los ingresos proviene de las cuotas; otro porcentaje de las actividades que se organizan como los campus. Eso ha menguado, y al hacerlo, menguan los ingresos. La situación no se puede achacar a una sola causa, pero si que en los últimos años se han tomado decisiones que agrandaron el gasto y mermaron el ingreso.
¿Llevar al club a la concursal fue la mejor decisión?
Lo mejor hubiera sido evitarlo pero a la situación que había llegado el club, de insolvencia inminente, era la única opción. Además se pusieron en marcha acciones que el socio no entendió y la junta directiva perdió su confianza. Eso, unido a que hubo socios que se marcharon y que no hubo aporte de recursos nuevos, agrandó el problema. La concursal no salió de la nada, fue un proceso, e igual hubo decisiones que no fueron las más acertadas.
¿El haber puesto antes una derrama hubiera evitado esto?
O que al mismo tiempo que pides austeridad hubiera habido menos gastos; o no cargar en los socios toda la responsabilidad. Al pagar más por los mismos servicios muchos se fueron. Eran opciones; otra era buscar fórmulas para que entraran más socios, y eso no ocurrió. En 2022 se presentaron dos planes de viabilidad que fueron rechazadas por la asamblea por falta de confianza y porque las medidas que se proponían cargaban más al socio. La demostración de ese desgaste fue la última asamblea extraordinaria, donde se planteó la moción de censura y se votó una derrama. Y dos de cada tres socios votaron por ambas cosas. Una evidencia de falta de confianza en la directiva.
¿Cómo se plantean revertir esta situación?
En cualquier organización la relación y la confianza es lo principal para superar una situación crítica. Este es uno de nuestros pilares. El segundo, salvar el concurso de acreedores con negociación. Con los trabajadores y con los acreedores para poder elaborar un plan de ajuste. La principal idea es que aquí puedan entrar nuevos socios porque son la principal fuente de ingresos. Trabajamos para llevar a la asamblea, que es el órgano soberano, un plan para abrir el club a nuevos socios. ¿Cómo? Cada socio es el mejor promotor del club y si cada uno trae un socio, estamos hablando de 5.000 nuevos socios. Con eso, el club es más que viable.
¿Podrían llegar a los 5.000?
Este club funcionó con 7.800 socios, ahora hay 2.900. Si cada uno trae un socio pues llegaríamos a esa cifra. Pero para que eso ocurra tiene que haber facilidades para entrar. El Metropole lo salvamos todos. Todos somos el Metropole y todos tendremos que arrimar el hombro.
¿Y qué facilidades van a dar para que entren nuevos socios?
Lo estamos estudiando y se le propondrá a la asamblea, que es quien tiene que aprobarlo. La junta directiva no tiene potestad para subir o bajar las cuotas, es la asamblea la que decide y en eso trabajamos. Aquí hay dos caminos: o los que estamos pagamos más o entra gente y no subimos las cargas. Nuestra apuesta es la segunda opción pero la decisión es del socio.
¿Puede explicar alguna?
No. Primero debemos contárselas a los socios. Este sábado tenemos un encuentro con ellos. Quiero que el socio participe.
En su discurso recalcaba mucho lo de participación y transparencia ¿Es su leiv motiv?
Sí. Que el club salga adelante depende de todos. Vamos a abrir espacios de participación, que podamos llegar a una asamblea habiendo debatido cuál es la mejor opción, escuchando al colectivo. Este es un club lleno de profesionales con mucha capacidad y de aquí va a salir la solución. ¿Tenemos soluciones? Sí. Pero lo principal es que haya participación para que salga la mejor solución.
¿Por qué ha optado a la presidencia ahora?
Por amor y por responsabilidad. Soy una persona de diálogo, de consenso, y creo que ahora es lo que necesita el Metropole. Me lo pensé mucho y desde el amor que le tengo a este club; que me ha dado parte de lo que soy, acepté. Y luego por el equipo de profesionales que está en la junta y alrededor. Si no lo hubiese hecho me hubiese arrepentido dentro de unos años si el club no llega a buen puerto. He sido nadador y los nadadores tenemos ese espíritu de sacrificio y de reto consigo mismos. Y este es, sin duda, un gran reto. Creo que los socios estábamos dormido, creíamos que el club funciona porque sí. Nos hemos despertado, hay ilusión, y creo que podremos afrontar este reto. No prometemos nada, ni generamos falsas expectativas; hay que ser prudentes, pero creemos en la fuerza que tiene este club. Estoy seguro de que muchos socios que se han ido volverán y nuevos ciudadanosse incorporarán. Tenemos la mejores instalaciones deportivas y 89 años de historia y 37 olímpicos nos avalan.
Hablaba también de potenciar la cantera que le ha dado caché al club ¿se ha perdido?
El deporte lo entendemos como una parte del proceso educativo de una persona, de aquí han salido deportistas pero también personas educadas en valores. Hemos sido un club con muy buenos entrenadores y muy buenos deportistas como se ha demostrado en la historia. En los últimos años, sin embargo, hubo una apuesta económica mayor por la dirección deportiva y menor por la cantera. Nosotros apostamos por recuperar la cantera, que es la identidad de este club. Hay que mimar a los jóvenes deportistas, queremos recuperar la escuela de natación, sin hacer competencia a otros clubs pero cumpliendo con nuestra función social y ofreciendo una cuota asequible. Somos un club de natación pero estamos abiertos a otras disciplinas deportivas.
¿Tienen algún otro proyecto?
Lo más importante es solventar la situación económica, aunque tenemos proyectos de ampliar los servicios y de recuperar la vida social del Metropole. Los socios no solo demandan deporte, sino vida social. Entendemos un club como el de siempre pero en 2023. Y tenemos planes para volver a dejar el club dónde estaba, en el que se celebraban fiestas y eventos.